Creo que hoy voy a dedicar a un homenaje a alguien que aunque aún se halla entre los vivos ya ha hecho méritos mas que suficientes para ello.
Vamos, que si algún día me queréis rendir un homenaje a mi os ruego que sea en vida, luego ya, como que a lo peor no lo disfruto, y esto sería una putada. Méritos, los de cualquier currante que consiga sacar adelante su hogar a trancas y a barrancas, por el momento.
El hombre en cuestión es Pedro Carlos Cavadas Rodríguez nacido en Valencia en 1965. Divorciado, pero que mantiene una excelente relación con su ex-esposa, de la que habla maravillas, padre de las niñas Ruolan y Xiaodan que se trajo con un añito de China y que ahora tienen 11 y 7 años.
Cirujano especialista en microcirugía y en cirugía plástica y reparadora, se guía por un único mandamiento: en el quirófano «todo es lícito si el fin es mejorar la calidad de vida del paciente». Fiel a ese compromiso, este cirujano que no usa ni traje ni bata blanca -«no me gustan los disfraces de médico», dice- ha acometido intervenciones espectaculares y de una enorme dificultad técnica. «No tener cara es no estar», ha llegado a decir
Es el tercero de cinco hermanos de una familia de clase media, volcado siempre en el estudio. «Muchas veces he sentido que he perdido la infancia y la juventud de tanto estudiar, pero no me arrepiento».
.
Se licenció en Medicina en 1989 por la Universidad de Valencia con Mención de Honor. Realizó la especialidad de Cirugía Plástica y Reparadora como Médico Interno Residente en el Hospital La Fe de Valencia, obteniendo el título en 1995. Ese mismo año obtuvo el grado de Doctor por la Universidad de Valencia, con la calificación de Apto cum laude. Completó su formación en Estados Unidos, visitó centros médicos y quirófanos en San Francisco, Detroit y Dallas, movido por las ganas de aprender las últimas técnicas.
Tras una etapa en el Centro de Rehabilitación de Levante y el Hospital Clínico de Valencia, regresó al Hospital La Fe, con estancias temporales en Kenia, donde ha creado una fundación de cirugía reparadora.
El día que tuvo que elegir especialidad se inclinó por la cirugía plástica y reparadora, pero se prometió a sí mismo no gastar su conocimiento en la estética. «No me gusta, cero patatero». Luego buscó un campo propio.«En la Residencia aprendí que si quieres tener trabajo hasta hartarte, tienes que dedicarte a lo que no se dedica nadie. Y como se trataba de eso, elegí la microcirugía».
En su Clínica de Valencia, Pedro Cavadas interviene a más cien pacientes al mes. Las solicitudes que recibe al día son innumerables.
Su jornada de trabajo es extremadamente larga, desde las ocho y media de la mañana hasta más allá de las nueve de la noche, por lo que a menudo se le puede ver por la clínica sin haber comido y mordisqueando mendrugos de pan. Tiene claro que lo primero es atender el dolor de sus enfermos, el físico y el emocional. «Los pacientes son, para él, más importante que cualquier otra cosa en la vida», cuenta su hermana Virginia, que dejó veinte años como promotora inmobiliaria para sumarse al proyecto de Pedro y ser su contable, su agenda, su relaciones públicas.
La Sociedad Americana de Microcirugía quiso reconocer su trabajo «como referencia mundial en el campo de los trasplantes» entregándole un premio a su carrera en Nueva York; a última hora se negó a acudir porque tenía que atender una urgencia. Al, ex-presidente de Colombia, Álvaro Uribe, le ocurrió tres cuartos de lo mismo, un paciente impidió que se presentase su invitado.
El doctor Cavadas, según ha reconocido él mismo, se convirtió en el prototipo de cirujano rico y ambicioso. Sin embargo, la muerte de su hermano y sus estancias en Kenia le llevaron a cambiar de vida y crear la Fundación Pedro Cavadas en el 2003, organización sin ánimo de lucro que se dedica a cirugía reconstructiva desfavorecidos de África, concretamente aquellos de la región occidental de Kenia. La misión de la Fundación es, según sus propias palabras, "ayudar a aquellos que no pueden elegir y a la vez devolver aquello que nos ha sido dado".
El cirujano no oculta su pasado pijo, de conductor de su tercer 'Porsche' por las avenidas y la noche de Valencia. Pero asegura que una visita a África le cambió para siempre. Decidió viajar a Kenia (como hacen otros médicos), 'para coger mano' y «hacer turismo de adrenalina, con la idea de salvar a unos cuantos negritos y volvernos a casa luego». Pero lo que vio en la frontera con Uganda alteró su vida. «El mundo real está en África. Allí las peores fieras son las personas. Las disputas por un pozo de agua se resuelven a tiros o a machetazos», recuerda.
La visión de aquellos seres destrozados hizo que Cavadas renunciara al lujo e iniciara una nueva vida. Vendió su deportivo, (ahora conduce un jeep destartalado),envió aquel dinero a Kenia y creó una fundación para tratar a personas con pocos recursos. «Nadie que requiera de mí un tratamiento se va a quedar sin él por falta de dinero», asegura. Había pasado muchos años atrapado por un espíritu «de quinceañero, intentando mear más lejos que los demás».
'El sentimiento de justicia es lo que me anima a crear esta fundación. Si tienes medios económicos creo que es justo dedicar una parte de ellos a ayudarles. Alguien que tenga un problema tiene que poder acceder a una solución digna aunque no viva en Occidente'.
Cavadas realiza sus operaciones en 'un barracón en mitad del desierto' acompañado por una enfermera y un anestesista. Esos son sus únicos medios. Disponer de un quirófano es una utopía y únicamente cuenta con la escasa tecnología que se lleva desde Valencia. 'A nivel profesional hacer esto no me aporta nada. Se trata de operar en condiciones muy malas y la cirugía que hacemos es muy limitada. Pero si me preguntas qué me aporta a nivel humano, absolutamente todo'.
Sus pacientes en África son, "de todo tipo, todos aquellos que pasan por la puerta. Al fin y al cabo voy a ser el único médico que van a ver en toda su vida'. Muchos de los enfermos que pasan por sus manos son mutilados, otros tienen secuelas de violencia y los hay quemados, con traumatismos y malformaciones. "Es lógico cuando uno vive en la parte cómoda del mundo, cuando sobre todo no has hecho ningún mérito para ello, echarle una mano a quien no tiene la suerte de tener esa vida"
Cavadas suele ir a Moyale, una ciudad entre Kenia y Etiopía. Allí operó a Maurice: varios sudaneses lo sacaron una noche de su casa, le hicieron caminar en la oscuridad y le dispararon en la cara. Desde entonces respira y habla con dificultad.Cavadas le reconstruyó la nariz con cartílago de una costilla. «Nunca será un chaval como los otros, pero sí tendrá una vida mejor.»
Todos los pacientes tienen un hueco en su corazón. Los que han pasado y los que llegarán. «Mi trabajo, de momento, me divierte mucho. Cuando deje de hacerlo me iré». Lo tiene decidido. «Me marcharé a vivir al sur de Kenia. Me gusta el orgullo de aquella gente, los masais. La historia del hombre, nuestra historia, empezó allí. De alguna manera, siento la necesidad de volver al sitio donde comenzó todo. Me provoca una sensación de respeto enorme». Cavadas ya está estudiando suajili.
Parece fácil suponer que son pocas las cosas que, al menos profesionalmente, se le resisten a este médico valenciano. Sin embargo, hay una pieza que no logra hacer encajar en su rompecabezas de ritmo frenético y carácter emprendedor: su vida personal. "Compatibilizar mi vida profesional con la personal es algo que llevo muy malamente".
Aún así encuentra un hueco en alguna ocasión para realizar uno de sus hobbies preferidos, "Tiro con arco, me relaja mucho. Me gusta perderme yo solo en la Tanzania profunda, con una brújula, una mochila, una caja de cerillas y el arco".
En cierta ocasión un periodista le pregunto:
P.Usted abandonó sus tres Porsche y los cambió por un jeep destartalado; hay una bici a la entrada de la consulta, ¿ha cambiado el jeep por una bici?
R. Sí, voy en bici. Ayer [el día anterior a la entrevista] cayó la de Dios y me mojé mucho, pero ¡qué pánico le tiene la gente a mojarse! ¡Coño, que es agua lo que cae, no es salfumán! Ésa es mi queja contra la excesiva comodidad occidental. No te mojes, no pases frío, no pases sueño... No llegas a pasar ganas de nada; antes de que tengas ganas de algo ya te las han saciado. Esto debe de ser un efecto rebote respecto de lo de antes, cuando todo lo que tenía era carísimo, carros carísimos...
p.Cuando se ve en esa época, ¿qué ve?
R. A un pobre diablo. Siempre fui así, pero me di cuenta y por lo menos ahora he tenido la valentía de quitarme un montón de lastres. Querer tener y tener y tener genera una situación de infelicidad continua hasta que te das cuenta. No soy yo la Virgen María, pero creo en una distribución razonable de la riqueza. Eso sí, no somos todos iguales: el que curra no tiene por qué ganar lo mismo que el vago, lo siento.
Creo que con esta recopilación de datos, pensamientos y comentarios, podemos hacernos una idea de quién es Pedro Cavadas, natural, espontáneo, sincero, infatigable trabajador y humanista hasta decir basta.
“Se atreve con las operaciones más difíciles del mundo. Trata a pacientes a los que otros médicos han desahuciado. Y lo que gana se lo gasta en operar de forma altruista en África.
En su faceta endiosada como profesional , he de enumerar sus logros mas destacados que no son pocos:
En marzo de 2004, realiza una operación pionera, manteniendo vivo un brazo amputado al conectarlo con la venas y arterias de la pierna del propio amputado durante nueve días y reimplantarlo posteriormente.
En diciembre de 2006 realiza un trasplante de 2 manos y antebrazos a Alba Lucía, una mujer colombiana de 47 años que había perdido sus manos 23 años antes, tras una explosión en una clase de química, siendo así la primera mujer del mundo trasplantada de antebrazos, la séptima persona del mundo y la primera en España.
En marzo de 2007, reimplanta una mano a un bebé de 2 años.
En noviembre de 2007 realiza el séptimo trasplante de manos y antebrazos del mundo y el segundo en España, siendo esta su segunda operación del mismo tipo.
En marzo de 2008, realiza el segundo autotrasplante cruzado de brazo del mundo. Además extirpa un tumor gigante torácico extirpando nueve costillas.
En mayo de 2008, reimplantó un brazo amputado por cuatro partes.
En octubre de 2008, realiza el segundo trasplante a nivel mundial de 2 brazos enteros. También extirpó un tumor desmoide gigantesco ubicado en el tórax a la hija de un colaborador de Hugo Chávez.
En noviembre de 2008, reimplanta una pierna en su lugar original tras haberla implantado previamente en la ingle y en la otra pierna del propio paciente.
En agosto de 2009 llevó a cabo con éxito el primer trasplante de cara en España (octavo del mundo). Además, es el primer trasplante de cara que incluye la lengua y la mandíbula.
Entre los próximos proyectos de transplante a realizar, destaca una intervención inédita en el mundo, el trasplante doble de piernas: "Se trata de un paciente con un problema muy serio para intentar mejorarle la calidad de vida. Es medicina pura. Este procedimiento no se ha hecho previamente y precisamente por eso hay mucha menos información disponible. Tenemos que extrapolar situaciones similares", añade Cavadas, que considera imposible predecir cuando se producirá la operación. 'Puedes empezar a buscar donante pero luego, cuándo aparece no es predecible. Lógicamente cuando una persona muere no se puede saber'.
Es autor, hasta la fecha, de más de 120 publicaciones internacionales, y ha asistido y organizado múltiples cursos de Cirugía Reconstructiva, nacionales e internacionales. Es director del IX Congreso de la Internacional Society of Hand and Composite Tissue Allotransplantation que se celebró en Valencia los días 11 y 12 de septiembre de 2009.
Premio Internacional FILACP de Residentes, 1994.
Premio Mejor Residente de Microcirugía, Estados Unidos, 1995.
Premio Protagonistas, 2007
Mi mas sincero reconocimiento hacia este hombre.
Vamos, que si algún día me queréis rendir un homenaje a mi os ruego que sea en vida, luego ya, como que a lo peor no lo disfruto, y esto sería una putada. Méritos, los de cualquier currante que consiga sacar adelante su hogar a trancas y a barrancas, por el momento.
El hombre en cuestión es Pedro Carlos Cavadas Rodríguez nacido en Valencia en 1965. Divorciado, pero que mantiene una excelente relación con su ex-esposa, de la que habla maravillas, padre de las niñas Ruolan y Xiaodan que se trajo con un añito de China y que ahora tienen 11 y 7 años.
Cirujano especialista en microcirugía y en cirugía plástica y reparadora, se guía por un único mandamiento: en el quirófano «todo es lícito si el fin es mejorar la calidad de vida del paciente». Fiel a ese compromiso, este cirujano que no usa ni traje ni bata blanca -«no me gustan los disfraces de médico», dice- ha acometido intervenciones espectaculares y de una enorme dificultad técnica. «No tener cara es no estar», ha llegado a decir
Es el tercero de cinco hermanos de una familia de clase media, volcado siempre en el estudio. «Muchas veces he sentido que he perdido la infancia y la juventud de tanto estudiar, pero no me arrepiento».
.
Se licenció en Medicina en 1989 por la Universidad de Valencia con Mención de Honor. Realizó la especialidad de Cirugía Plástica y Reparadora como Médico Interno Residente en el Hospital La Fe de Valencia, obteniendo el título en 1995. Ese mismo año obtuvo el grado de Doctor por la Universidad de Valencia, con la calificación de Apto cum laude. Completó su formación en Estados Unidos, visitó centros médicos y quirófanos en San Francisco, Detroit y Dallas, movido por las ganas de aprender las últimas técnicas.
Tras una etapa en el Centro de Rehabilitación de Levante y el Hospital Clínico de Valencia, regresó al Hospital La Fe, con estancias temporales en Kenia, donde ha creado una fundación de cirugía reparadora.
El día que tuvo que elegir especialidad se inclinó por la cirugía plástica y reparadora, pero se prometió a sí mismo no gastar su conocimiento en la estética. «No me gusta, cero patatero». Luego buscó un campo propio.«En la Residencia aprendí que si quieres tener trabajo hasta hartarte, tienes que dedicarte a lo que no se dedica nadie. Y como se trataba de eso, elegí la microcirugía».
En su Clínica de Valencia, Pedro Cavadas interviene a más cien pacientes al mes. Las solicitudes que recibe al día son innumerables.
Su jornada de trabajo es extremadamente larga, desde las ocho y media de la mañana hasta más allá de las nueve de la noche, por lo que a menudo se le puede ver por la clínica sin haber comido y mordisqueando mendrugos de pan. Tiene claro que lo primero es atender el dolor de sus enfermos, el físico y el emocional. «Los pacientes son, para él, más importante que cualquier otra cosa en la vida», cuenta su hermana Virginia, que dejó veinte años como promotora inmobiliaria para sumarse al proyecto de Pedro y ser su contable, su agenda, su relaciones públicas.
La Sociedad Americana de Microcirugía quiso reconocer su trabajo «como referencia mundial en el campo de los trasplantes» entregándole un premio a su carrera en Nueva York; a última hora se negó a acudir porque tenía que atender una urgencia. Al, ex-presidente de Colombia, Álvaro Uribe, le ocurrió tres cuartos de lo mismo, un paciente impidió que se presentase su invitado.
El doctor Cavadas, según ha reconocido él mismo, se convirtió en el prototipo de cirujano rico y ambicioso. Sin embargo, la muerte de su hermano y sus estancias en Kenia le llevaron a cambiar de vida y crear la Fundación Pedro Cavadas en el 2003, organización sin ánimo de lucro que se dedica a cirugía reconstructiva desfavorecidos de África, concretamente aquellos de la región occidental de Kenia. La misión de la Fundación es, según sus propias palabras, "ayudar a aquellos que no pueden elegir y a la vez devolver aquello que nos ha sido dado".
El cirujano no oculta su pasado pijo, de conductor de su tercer 'Porsche' por las avenidas y la noche de Valencia. Pero asegura que una visita a África le cambió para siempre. Decidió viajar a Kenia (como hacen otros médicos), 'para coger mano' y «hacer turismo de adrenalina, con la idea de salvar a unos cuantos negritos y volvernos a casa luego». Pero lo que vio en la frontera con Uganda alteró su vida. «El mundo real está en África. Allí las peores fieras son las personas. Las disputas por un pozo de agua se resuelven a tiros o a machetazos», recuerda.
La visión de aquellos seres destrozados hizo que Cavadas renunciara al lujo e iniciara una nueva vida. Vendió su deportivo, (ahora conduce un jeep destartalado),envió aquel dinero a Kenia y creó una fundación para tratar a personas con pocos recursos. «Nadie que requiera de mí un tratamiento se va a quedar sin él por falta de dinero», asegura. Había pasado muchos años atrapado por un espíritu «de quinceañero, intentando mear más lejos que los demás».
'El sentimiento de justicia es lo que me anima a crear esta fundación. Si tienes medios económicos creo que es justo dedicar una parte de ellos a ayudarles. Alguien que tenga un problema tiene que poder acceder a una solución digna aunque no viva en Occidente'.
Cavadas realiza sus operaciones en 'un barracón en mitad del desierto' acompañado por una enfermera y un anestesista. Esos son sus únicos medios. Disponer de un quirófano es una utopía y únicamente cuenta con la escasa tecnología que se lleva desde Valencia. 'A nivel profesional hacer esto no me aporta nada. Se trata de operar en condiciones muy malas y la cirugía que hacemos es muy limitada. Pero si me preguntas qué me aporta a nivel humano, absolutamente todo'.
Sus pacientes en África son, "de todo tipo, todos aquellos que pasan por la puerta. Al fin y al cabo voy a ser el único médico que van a ver en toda su vida'. Muchos de los enfermos que pasan por sus manos son mutilados, otros tienen secuelas de violencia y los hay quemados, con traumatismos y malformaciones. "Es lógico cuando uno vive en la parte cómoda del mundo, cuando sobre todo no has hecho ningún mérito para ello, echarle una mano a quien no tiene la suerte de tener esa vida"
Cavadas suele ir a Moyale, una ciudad entre Kenia y Etiopía. Allí operó a Maurice: varios sudaneses lo sacaron una noche de su casa, le hicieron caminar en la oscuridad y le dispararon en la cara. Desde entonces respira y habla con dificultad.Cavadas le reconstruyó la nariz con cartílago de una costilla. «Nunca será un chaval como los otros, pero sí tendrá una vida mejor.»
Todos los pacientes tienen un hueco en su corazón. Los que han pasado y los que llegarán. «Mi trabajo, de momento, me divierte mucho. Cuando deje de hacerlo me iré». Lo tiene decidido. «Me marcharé a vivir al sur de Kenia. Me gusta el orgullo de aquella gente, los masais. La historia del hombre, nuestra historia, empezó allí. De alguna manera, siento la necesidad de volver al sitio donde comenzó todo. Me provoca una sensación de respeto enorme». Cavadas ya está estudiando suajili.
Parece fácil suponer que son pocas las cosas que, al menos profesionalmente, se le resisten a este médico valenciano. Sin embargo, hay una pieza que no logra hacer encajar en su rompecabezas de ritmo frenético y carácter emprendedor: su vida personal. "Compatibilizar mi vida profesional con la personal es algo que llevo muy malamente".
Aún así encuentra un hueco en alguna ocasión para realizar uno de sus hobbies preferidos, "Tiro con arco, me relaja mucho. Me gusta perderme yo solo en la Tanzania profunda, con una brújula, una mochila, una caja de cerillas y el arco".
En cierta ocasión un periodista le pregunto:
P.Usted abandonó sus tres Porsche y los cambió por un jeep destartalado; hay una bici a la entrada de la consulta, ¿ha cambiado el jeep por una bici?
R. Sí, voy en bici. Ayer [el día anterior a la entrevista] cayó la de Dios y me mojé mucho, pero ¡qué pánico le tiene la gente a mojarse! ¡Coño, que es agua lo que cae, no es salfumán! Ésa es mi queja contra la excesiva comodidad occidental. No te mojes, no pases frío, no pases sueño... No llegas a pasar ganas de nada; antes de que tengas ganas de algo ya te las han saciado. Esto debe de ser un efecto rebote respecto de lo de antes, cuando todo lo que tenía era carísimo, carros carísimos...
p.Cuando se ve en esa época, ¿qué ve?
R. A un pobre diablo. Siempre fui así, pero me di cuenta y por lo menos ahora he tenido la valentía de quitarme un montón de lastres. Querer tener y tener y tener genera una situación de infelicidad continua hasta que te das cuenta. No soy yo la Virgen María, pero creo en una distribución razonable de la riqueza. Eso sí, no somos todos iguales: el que curra no tiene por qué ganar lo mismo que el vago, lo siento.
Creo que con esta recopilación de datos, pensamientos y comentarios, podemos hacernos una idea de quién es Pedro Cavadas, natural, espontáneo, sincero, infatigable trabajador y humanista hasta decir basta.
“Se atreve con las operaciones más difíciles del mundo. Trata a pacientes a los que otros médicos han desahuciado. Y lo que gana se lo gasta en operar de forma altruista en África.
En su faceta endiosada como profesional , he de enumerar sus logros mas destacados que no son pocos:
En marzo de 2004, realiza una operación pionera, manteniendo vivo un brazo amputado al conectarlo con la venas y arterias de la pierna del propio amputado durante nueve días y reimplantarlo posteriormente.
En diciembre de 2006 realiza un trasplante de 2 manos y antebrazos a Alba Lucía, una mujer colombiana de 47 años que había perdido sus manos 23 años antes, tras una explosión en una clase de química, siendo así la primera mujer del mundo trasplantada de antebrazos, la séptima persona del mundo y la primera en España.
En marzo de 2007, reimplanta una mano a un bebé de 2 años.
En noviembre de 2007 realiza el séptimo trasplante de manos y antebrazos del mundo y el segundo en España, siendo esta su segunda operación del mismo tipo.
En marzo de 2008, realiza el segundo autotrasplante cruzado de brazo del mundo. Además extirpa un tumor gigante torácico extirpando nueve costillas.
En mayo de 2008, reimplantó un brazo amputado por cuatro partes.
En octubre de 2008, realiza el segundo trasplante a nivel mundial de 2 brazos enteros. También extirpó un tumor desmoide gigantesco ubicado en el tórax a la hija de un colaborador de Hugo Chávez.
En noviembre de 2008, reimplanta una pierna en su lugar original tras haberla implantado previamente en la ingle y en la otra pierna del propio paciente.
En agosto de 2009 llevó a cabo con éxito el primer trasplante de cara en España (octavo del mundo). Además, es el primer trasplante de cara que incluye la lengua y la mandíbula.
Entre los próximos proyectos de transplante a realizar, destaca una intervención inédita en el mundo, el trasplante doble de piernas: "Se trata de un paciente con un problema muy serio para intentar mejorarle la calidad de vida. Es medicina pura. Este procedimiento no se ha hecho previamente y precisamente por eso hay mucha menos información disponible. Tenemos que extrapolar situaciones similares", añade Cavadas, que considera imposible predecir cuando se producirá la operación. 'Puedes empezar a buscar donante pero luego, cuándo aparece no es predecible. Lógicamente cuando una persona muere no se puede saber'.
Es autor, hasta la fecha, de más de 120 publicaciones internacionales, y ha asistido y organizado múltiples cursos de Cirugía Reconstructiva, nacionales e internacionales. Es director del IX Congreso de la Internacional Society of Hand and Composite Tissue Allotransplantation que se celebró en Valencia los días 11 y 12 de septiembre de 2009.
Premio Internacional FILACP de Residentes, 1994.
Premio Mejor Residente de Microcirugía, Estados Unidos, 1995.
Premio Protagonistas, 2007
Mi mas sincero reconocimiento hacia este hombre.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRepito, es que tenia muchos fallos el anterior. Hola Gerardo. No me acordaba de que tenias blog en blogger, yo venia a seguirte y resulta que te estoy siguiendo. Besos, nos leemos.
ResponderEliminarHola Cris, encantado de verte por aquí, la verdad es que últimamente lo tengo un poco abandonado, aunque eso si, lo que publico en el Diario Que siempre pasa primero por este rinconcito.
ResponderEliminarUn beso guapa.