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sábado, 15 de octubre de 2011

"Lo que nos trae la lluvia"





La lluvia comenzaba arreciar aquella oscura noche de mediados de septiembre,  el limpiaparabrisas del auto no lograba deshacerse de el aguacero que le caía encima, y las dos personas que viajaban dentro del vehiculo apenas si lograban  distinguir las lineas que recorrian el asfalto de la calzada, a pesar de ello, si pudieron ver aquellas luces, las cuales parecían bailotear  a causa del efecto óptico que la tromba de agua producía a la vista humana.
.- ¡ Mira una casa !.- Señaló con un gesto de su cabeza el hombre que conducía aquel Opel Corsa.
.- Aquel desvío debe llevar a ella.- El dedo indice de la mujer apuntó hacia una placa de stop que a unos metros señalaba la salida y entrada a un camino, las luces que apenas si servían para ver a una escasa distancia, habían logrado que la ya ajada pintura de la placa y el agua que la empapaba reflejasen su silueta en la oscuridad.
El auto se desvió abandonando la carretera provincial por la que circulaba, rodó aproximadamente un kilómetro por aquel camino secundario hasta llegar frente al edificio de dos plantas,  que debía haberse construido unos cincuenta años atrás, y junto al cual este acababa. Su estado era algo calamitoso y esta noche de perros no le favorecía para nada.



El hombre tras parar el motor se contorsionó  en el asiento delantero quedando de rodillas sobre este, atrapó la funda del trasero y la arrancó de un brusco tirón.
La pareja se dirigió corriendo hacia la casa portando aquel improvisado paraguas  sobre sus cabezas, ya frente a la puerta de entrada una marquesina les protegió de la intensa lluvia. Un  farolillo, que pendía del techo de esta iluminó sus rostros. Fue ella quien pulsó el llamador un par de veces al tiempo que agitaba su corta cabellera de color maíz, sacudiendo así el agua que había caído sobre ella antes de colocarse bajo la funda que portaba su compañero, luego se abrazó con ambos brazos intentando calmar aquel frío que sentía y que le provocaba una incesante tiritera.
La fuerte bajada de temperaturas de las últimas horas les había cogido desprevenidos y sus ropas no eran de lo mas adecuadas. La mujer que aun no había cumplido los cuarenta años de edad portaba unos shorts de tela vaquera y una camiseta de manga corta, ambas prendas muy ajustadas  a su cuerpo realzando aquella exuberante figura, mas si cabe, al hallarse mojadas y adherirse por completo a ella. Por su parte, el hombre aproximadamente de la misma edad, tal vez con un par de años mas,  llevaba unos pantalones también tejanos, y su camiseta muy ajustada, denotaba que su cuerpo había soportado largas horas de ejercicios de gimnasia , mientras que sus poderosos brazos eran un premio a su constancia con las pesas.

La puerta se abrió tras una corta espera, en el marco de entrada se recortó la figura de un hombre de edad avanzada, que sin un ápice de pelo sobre su cabeza ,quedó mirando expectante a aquella pareja de extraños que la tormenta otoñal había traído hasta su hogar.

.-Buenas noches señor, no podemos seguir conduciendo así.-Dijo el hombre señalando hacia afuera.- Nos preguntabamos si podría darnos cobijo hasta que pase la tormenta. Me llamo Juan y ella es Lucia mi esposa.
El anciano miró a aquel tipo de cabellos castaños bien recortados, luego posó su mirada sobre la mujer.

.-Entren.- Invitó, apartando su cuerpo lentamente del umbral  y dejando espacio suficiente para que la pareja se colase en el vestíbulo  de   la vivienda. Tras ellos cerró la puerta.
.- ¿Que pasa Javier?.- Una mujer de baja estatura y aspecto frágil, apareció por el pasillo al que daba acceso la reducida estancia en que se encontraban.
.- Nada Pilar, estos jóvenes, Juan y Lucia tienen apuros con el agua y van a quedarse hasta que esto se calme.

La mujer se acercó a ellos mirando por encima de las lentes que utilizaba para leer, tendió su mano hacia la otra y cogiendola  suavemente por la muñeca tiró de ella hacía el interior de la vivienda, los hombres las siguieron, y dos puertas mas allá,  entraron en un espacioso salón-comedor donde el fuego de una chimenea caldeaba el ambiente.

.-Tal vez tengáis algo de calor,  es que mi esposa mantiene ya pocas calorías en su cuerpo y necesita que  la temperatura sea siempre un poco mas alta de lo normal.- Explicó el hombre el porque de aquel fuego encendido,  aún no había entrado el otoño y tan solo hacía unas horas que los termómetros habían descendido algunos grados.
.-No se preocupe es de agradecer un poco de calor hoy .- Comentó Lucia mientras se acercaba al fuego.
.- Ahora mismo les preparo un café y busco un poco de ropa seca de mis hijos.- Se ofreció la anciana.
.- Por mi parte no se moleste, apenas si me he mojado y en unos minutos junto al fuego me habré secado.
.- Yo si se lo agradecería, estoy calada hasta los huesos.- La mujer de cabello color maíz si aceptó la propuesta de la dueña de la casa.
.- Pues yo voy a por un poco de leña.- Anunció javier, encaminándose tras su mujer hacía la puerta de salida de la estancia, que a pesar de lo sencillo de su mobiliario resultaba extremadamente acogedora.
.- Espere yo le ayudo.- Se ofreció Juan.
.- No, no es necesario, tengo la leña en un trastero dentro de casa para no tener que salir fuera. No se apure, y caliéntese mientras yo traigo algunos troncos.

La pareja salieron dejando solos a aquellos inesperados visitantes, los dos quedaron frente a la chimenea, alejando de si, ese frío que se había apoderado de ellos durante esos minutos fuera del auto, y sin el aire acondicionado de este que les deleitase.
El hombre observó las fotos que se hallaban sobre la repisa del hogar, en dos de ellas los ancianos aparecían junto a un joven de unos treinta años de edad. En la otra, el mismo joven estaba situado junto a Pilar pasando su brazo por encima de sus hombros,  y una  muchacha se agarraba al brazo del anciano, dejando al matrimonio en el centro de la imagen.
Lucia por su parte, había quedado atrapada en la visión de aquel acogedor fuego.

.-¿Que vamos hacer con ellos?.- Casi susurró el tipo.
.- Tenemos que acabar con ellos, no podemos dejar pistas detrás nuestro. Cuando acabemos el trabajo no pueden quedar cabos sueltos.- Respondió ella sin dejar de observar la combustión de aquellos troncos que calentaban el salón. No denotaba ningún tipo de pasión en su repuesta, muy al contrario, la frialdad de su contestación erizaba el bello de la nuca de aquel hombre avezado en este tipo de situaciones.

Observó que las fotografías debían de ser al menos de quince años atrás y que no había ninguna mas reciente, tal vez los jóvenes ya no vivieran en el país y no podían visitar a los ancianos. Se encogió de hombros. La cara de el le resultaba familiar, aunque no podía precisar porqué.

.- Es una lastima, me caen muy bien pero deben de sufrir un accidente, posiblemente el fuego de la chimenea provoque un incendio.- Seguía sin desviar su mirada de las llamas.

El otro pareció hacer caso omiso al comentario de la mujer, de repente la imagen de un joven en las selvas venezolanas vino a su mente. ¡Joder! Se parecía mucho a el de la foto. Se trataba de Orlando, un muchacho de las FARC al que había conocido cuando había estado entrenando en aquel infierno verde, algo así como un intercambio de estudiantes, solo que en este caso se enseñaban  mutuamente lo que cada cual sabía acerca de armas y explosivos. Descartó la idea aquel no era Orlando.

La entrada de los ancianos le sacó de sus pensamientos, el hombre portaba unos pequeños troncos muy bien cortados, esto le hizo pensar que o bien eran comprados, o tal vez su hijo no estuviese tan lejos del hogar como había supuesto.
La mujer por su parte portaba una bandeja donde unas tazas humeantes bailoteaban a punto de ser derramadas, sobre el recipiente que contenía la leche caliente tintineaba una pequeña tapa de porcelana, material del que se hallaban echos el resto de utensilios, los cuales parecían cobrar vida sobre la oscilante bandeja.

.- He preparado unos cafés para que entréis en calor, y en el baño he dejado algo de ropa seca para que luego te cambies. Creo que te estará bien, aunque Luisa tiene algo menos de pecho. Si te apetece también puedes darte un baño, he dejado toallas limpias.- Explicó la anciana, al tiempo que dejaba milagrosamente, sin haber derramado nada, la bandeja sobre una mesita baja que se hallaba junto a los sofás.



Ambos se sentaron en estos, los cuales  a pesar de su larga vida aún se conservaban extremadamente confortables. El anciano, colocó la leña, en un hueco que se hallaba situado bajo la chimenea para ese menester, el y su esposa se sentaron en los dos sillones que completaban aquella parte de la estancia, la que cumplía con su cometido de salón.

.- Luego mas tarde prepararé algo de cenar, en esta casa solemos cenar algo tarde.- Comentó la anciana mientras todos apuraban sus tazas.
.- No se moleste, han sido muy amables al recibirnos de este modo.-
La de pelo color maíz, miró a su compañero mientras el agradecía la actitud de aquella encantadora pareja. Comenzó a dudar de que una vez llegado el momento, este fuese capaz de realizar lo que se esperaba de el.
.- No tiene importancia, cualquiera hubiese hecho lo mismo.
.- Creo que no señora, creo que esto lo hace poca gente.- Negó con un movimiento de su cabeza Juan.

Lucia se levanto de su asiento, no podía seguir escuchando esa conversación, sea como fuere los dos ancianos deberían morir aquella misma noche. También había caído en la cuenta de que posiblemente se presentase alguien mas, tal vez alguno de los hijos. En ese caso sería peor para el.

.- Me parece que voy a darme esa ducha. ¿Donde se encuentra el baño señora?.
.- Es una buena idea.  Al salir, la  puerta de la derecha. He encendido el calefactor para que no tengas frío.

Instantes después cerraba la puerta tras de si. En el interior la temperatura era muy agradable, y ella maldijo para su interior el que aquellos ancianos fuesen tan hospitalarios.
Sobre la tapa del inodoro había algo de ropa, y en el suelo junto a este unas bambas secas. Miró la ropa y observó que la mujer había tenido en cuenta su forma de vestir, le había dejado unos pantalones vaqueros largos y una camiseta de mangas también largas.
Se desnudó por completo y se plantó ante el espejo, esta vez no era para admirar su cuerpo como siempre hacía. Miró a sus ojos reflejados en el y se dijo para si misma que no podía ser de otro modo, tampoco a ella le entusiasmaba la idea de darles pasaporte a aquella adorable pareja.
Corrió la cortina y manipuló los grifos de la ducha hasta que el agua le pareció lo suficientemente templada, se introdujo en ella y dejo que esta recorriese todo su cuerpo mientras mantenía sus ojos cerrados. De repente un creciente mareo comenzó a apoderarse de ella, abrió sus ojos, todo parecía moverse a su alrededor, notó como sus piernas dejaban de sostenerla y caía en el suelo de la ducha.

Lucia despertó apenas unos segundos después que su compañero. Se sorprendió al verse fuertemente atada a la silla sobre la que se hallaba sentada. Miró hacia Juan que se hallaba a su derecha  en las mismas condiciones que ella, en su rostro también se reflejaba la sorpresa.

.-¿Pero que coño pasa, estáis locos?.- Profirió el hombre mientras miraba hacia los dos ancianos, estos se hallaban sentados frente a ellos y les observaban con una sonrisa un tanto irónica. A los lados, una foto de cada uno de los dos jóvenes que habían visto sobre  la chimenea descansaban ahora encima de la mesa. Frente a ellas dos platos que contenían algo así como una especie de carne en salsa, sus cubiertos correspondientes, una servilleta bien plegada y una copa de vino. Lo mismo para cada uno de los que se hallaban sentados a la mesa.

.-¿Recuerdas hace quince años, aquel atentado en el que murieron varios transeúntes al explotar un coche bomba?.- El anciano dejó unos instantes que la pareja reaccionase e hiciese memoria, cuando vio que sus ojos se iluminaron al recordar el echo, prosiguió con su explicación.- Mi hijo y su esposa resultaron muertos. Mas tarde vuestras vuestras fotografías se mostraron en los medios de comunicación, se dijo que vosotros habíais sido los artífices de aquella masacre y que al poco  fuisteis apresados.
Hace un par de meses, me enteré que se os iba a dejar en libertad con una escusa un poco ridícula. Si, ya se que el gobierno en los últimos tiempos anda algo encamado con vosotros, pero cual no ha sido mi sorpresa al  abrir la puerta y veros ahí plantados. ¡Joder! No sabia si reír o echarme a dar brincos al ver lo que la lluvia nos traía .

Los dos terroristas escuchaban a su anfitrión aún sin dar crédito a lo que les estaba sucediendo.

.- Mi mujer no se ha dado cuenta hasta unos minutos después, pero como podéis ver es una estupenda actriz y ha sabido seguirme el juego. También he invitado a mi hijo y su esposa a la cena como podéis observar.
.-¡Dios!.¡Juan mira!.- Le gritó Lucia a su compañero.

Este siguió la mirada de ella, fue entonces cuando notó como un mazazo en su cabeza, la pernera derecha de su pantalón estaba vacía.

.-¿Que me habéis echo, hijos de puta?.-Gritó con voz entre trémula y rabiosa.
.- Se me olvidaba, la cena sois vosotros, y lo vais a ser durante un tiempo. No quiero que os perdáis  nada, así que voy a manteneros con vida casi hasta el último instante, las heridas de ambos están debidamente cosidas y cauterizadas, la anestesia os evitará el dolor durante un rato aún.-
.-¿Como que de ambos cabrón?.- Preguntó Lucia temiendo en realidad la contestación, al tiempo que examinaba si faltaba algo de su cuerpo.

El viejo sonrió aún mas si cabe y dirigió su mirada hacia los senos de ella. Fue entonces cuando se dio cuenta de la terrible realidad. Bajo las ataduras que cubrían casi todo su tronco uno de sus senos había desaparecido.

.-¡Pero hombre abuelo que eso se come crudo!.-Susurré recostado en aquella cómoda butaca del cine.
Sonia  me atizó un suave codazo.
.-¡Pshhhhhhh!.- Me chistó colocando su dedo indice sobre aquella preciosa boca que me volvía loco.

El resto de la película fue un mascazo mayúsculo. El viejo resultó ser un antiguo cirujano. Junto a su mujer y su hijo habían practicado desde siempre el canibalismo. La nuera, se hallaba en proceso de inicio a la dieta familiar cuando había ocurrido lo de aquel atentado.
Lo que ocurrió a partir de comerse a los terroristas fue, que por circunstancias varias, una serie de personajes iban a dar con sus "huesos" en aquella maldita casa. Algunos se daban cuenta de que algo ocurría e intentaban huir, sin embargo los dos ancianos salían de los lugares mas inesperados y ¡Zas!, acababan siendo parte de la dieta mediterráneo-canibal .
Una joven, (la chica),lograría hacer estallar aquella casa con ellos dentro y luego se alejaría del lugar con su ropa echa jirones y su rostro al igual que el resto de su cuerpo cubierto de arañazos y magulladuras. Por supuesto no se daría cuenta que una mano emergería de entre los escombros.

Tras el tostón  cinematográfico nos dirigimos al parking del centro comercial donde se hallaban ubicadas las salas de cine, comenzaba a caer una fina lluvia cuando nos subimos a mi Fiat Braba.
Después de haber recorrido algunos kilómetros comentando la espantosa película, la lluvia se había convertido en verdadero aguacero. El motor del Fiat comenzó a fallar, seguramente debido a que algún cable eléctrico del distribuidor se habría humedecido. Me desvié por un camino que se hallaba a la derecha de la carretera en dirección a unas luces que se divisaban a lo lejos. A pesar de no decir nada, a ambos nos vino a la mente la situación en que habían llegado a la casa Juan y Lucia.
Sonreí y pensé. -¿Seré idiota?-
El camino acabó frente a una puerta de barrotes de hierro torneados que impedía el paso al terreno donde se hallaba ubicada la casa. En el mismo instante que llegamos junto a ella el motor del auto se paró.

.-¡Mierda!.Hay que ir andando.- Me revolví en mi asiento y poniendome de rodillas sobre el, alargué el brazo y atrapé una manta que siempre llevaba en la parte trasera. Ya se sabe, para el caso de que a mi y a Sonia se nos ocurría alguna vez tumbarnos bajo un árbol y "estudiar" sus raíces a fondo.

.- ¡Toma! Tápate con esto al salir.- ¿Como no?. Soy mas caballero que el de la peli.

Tras abrir la puerta de hierro corrimos bajo la manta hasta situarnos bajo el porche de la casa, la luz que se hallaba colgada del techo iluminó nuestros rostros. Ambos nos miramos aquello cada vez se parecía mas a la dichosa película.
Fui yo quien apretó varias veces el pulsador que se hallaba junto a la puerta. Apenas un minuto después la puerta se abrió, un hombre de edad avanzada y sin un solo cabello sobre su cabeza, quedó enmarcado en el hueco que esta había dejado. Volvimos a mirarnos mi compañera y yo atónitos.
De repente solté una carcajada y ella procuró reír de manera mas comedida.

.- ¿Que os pasa?.- Preguntó el hombre contrariado.
.- Nada señor Antonio.- Logré contestar por fin.- Son cosas nuestras, una tontería que hemos recordado. ¿Esta su nieto por ahí?.-
.- Si, ya han llegado todos y están en el garaje.- Contestó el hombre.- Cuando estéis medio borrachos no la liéis con mis herramientas como siempre.

La fiesta de cumpleaños de mi amigo ya había empezado.



16 comentarios:

  1. Terror, crímenes, canibalismo, suspense y este final cómico-sorprendente, que mas puedo pedir. Ya sabes que me encantan esta clase de relatos. Besos.

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  2. ¡Hola amigo! Como bien dice Cristelicious, fantástico relato. Muy intrigante e interesante. Es un clásico, siempre efectivo, la lluvia y las casas abandonadas o habitadas por personajes malintencionados. Me ha sorprendido el elemento antropófago y el giro final. Muy entretenido el relato, ¡enhorabuena! Buen fin de semana.

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  3. Interesante relato con final feliz. Ojalá pudiese reproducirse tal cual en la vida real aunque por desgracia la piedad haría mella en nosotros a última hora ¿O no?.

    Con la nochecita nublada que hace me está entrando repelús.

    Feliz Domingo CASAS...

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  4. Muy buen e intrigante relato y un sorprendente giro final. Un abrazo.

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  5. Uf! que largo...a ver si tengo tiempo.

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  6. Que buen relato de intriga y el final sorprendente... te felicito..

    un fuerte saludo

    fus

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  7. Muy buen relato, con un buen final.
    Lo malo es que no va a llover. ¿Que Por qué?. Porque Zapatero se ha hecho supervisor de nubes y desde entonces desaparecieron estas del cielo. Y sin nubes no puede llover. Ahora todo sol.

    Un abrazo

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  8. Hola Cris, me alegra que los ingredientes del tema, y el guiso resultante te hayan gustado.
    Un beso guapa.

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  9. Hola Víctor. Ciertamente la oscuridad, la lluvia y las casas solitarias, son un caldo de cultivo bastante inquietante ya de por si. Por otro lado, se me ha ocurrido que una pizca de humor siempre viene bien como contraste.
    Un abrazo amigo.

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  10. Me alegra que te guste Candela. Me atraen los finales felices, bastantes finales malos y tristes ve uno ya todos los días.
    En cuanto a lo de la piedad, no se lo que haría si fuese el caso, pero a veces pienso que desearía no tenerla, acaso la merecen unos tipos así. Eso si,¡Perdón jamas!¡Justicia si!.
    Que pases una semana estupenda amiga.

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  11. Hola Sheol, me halaga que le haya gustado a una persona como tu, con esos relatos magníficos que escribes.
    Un abrazo amigo y suerte.

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  12. Tienes razón, es un poco largo, pero creí que era necesario para el desarrollo del tema.
    Un fuerte abrazo para ese magnífico Periódico de El Prat.

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  13. Hola Fus, me halaga sinceramente que te haya gustado.
    Un abrazo amigo.

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  14. Hola Don José Luis, el caso de Zapatero si que es un caso digno de novela de terror, si bien discrepo en cuanto a lo de el sol. Mas bien, creo que ha dejado una España sumergida en la oscuridad, con millones de españoles sumidos en el terror de una vida cotidiana insufrible,abocados a la indigencia.¡Terrorífico!
    Un abrazo y feliz semana.

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  15. Menuda historia y qué manera de escribir!! me ha gustado, sobre todo porque resulta una historia inesperada y totalmente imprevisible.
    Juan y Lucía tuvieron la mala suerte de caer en la casa de Javier y la actriz Pilar...un buen guión para una película de caníbales :))

    me ha gustado este relato.
    y además seguro que Tú y tu compañera os divertísteis en la fiesta de cumpleaños...

    un abrazo

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  16. Gracias por tu visita y por ese comentario tan agradable Esilleviana.
    Un fuerte abrazo.

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